¿La prensa en Cuba debe pedir permiso?

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¿La prensa en Cuba debe pedir permiso?

Autorizaciones y más autorizaciones: ¿hasta cuándo?

Al fin me pasó. Uno tiene que tener paciencia para conducir las cosas, pero la razón siempre es aconsejable ante la ira que produce la impotencia: ayer debí malgastar una hora de mi tiempo de trabajo esperando en una oficina a que los teléfonos adecuados respondieran que sí, que podía pasar a filmar en una unidad estatal de servicio a la población. Y además tuve que presionar.

Y todo porque yo, como periodista, “debo informar, coordinar con esa dirección provincial en qué fecha y lugar voy a hacer mi trabajo” –la televisión sufre estas cuestiones más que los demás medios, por lo de las imágenes. Porque todos los administradores tienen instrucciones claras de sus jefes de que la prensa no pasa si no es con autorización de ellos, ¡y hasta por escrito me la pidieron!

¿Acaso el Partido no tiene el poder que la Constitución le otorga en su artículo 5? ¿Acaso sus directrices son cosa de “acato pero no cumplo”? Porque bien clarito que lo dicen las orientaciones para la Eficacia Informativa de su Buró Político:

“… se hace cada vez más común encontrar lugares (no vinculados a la defensa, la seguridad y el orden interior, que obviamente requieren de un tratamiento diferenciado) donde ha sido prohibido o se hace muy difícil el acceso de la prensa porque se necesita autorización para ello de la máxima dirección del organismo, lo cual resulta lento, engorroso y poco práctico.”

Y ante esta situación,con un párrafo de por medio, aclara:

“Estos problemas tienen que ser encarados a partir de la comprensión de que la materialización del derecho de nuestro pueblo a la información pública es una obligación del Estado y una responsabilidad del Partido.”

(Este documento está emitido desde ¡¿2007?!)

Y después de tan claras disposiciones, yo me pregunto –y esta vez ni quiero responderme–: ¿se supone entonces que yo deba avisar, pedir autorización, y además subordinarme a los directivos de cualquier otra institución que no sea mi medio de prensa para filmar y hacer un trabajo periodístico?

Eso es ilógico. Es como: “oye, voy pa´allá; arregla las cosas, prepara el teatro y entrena a los actores, que el periodismo es pa´ bobos”.

Una cosa es programar y coordinar la visita a un lugar donde requieres entrevistados, prolongado tiempo de filmación, y cooperación: eso es respeto al tiempo ajeno, sentido de la responsabilidad.

Pero otra bien diferente es que yo deba hacer un recorrido por diferentes instituciones de un mismo organismo –peor si es para un reportaje crítico– y tenga que someterme a la autorización o no de un directivo, que encima de todo, puede “partirle las patas” –y lo hace– al subordinado que deje pasar a la prensa sin su consentimiento…

Debo aclarar que tuve que hablar en persona con ese directivo para al fin filmar. Soportar comparaciones con lo que parece ser una cúpula del periodismo televisivo en Cuba. Y su “no tenemos nada en contra de la prensa” o “no se trata que no los dejemos filmar” me valen bien poco si tengo que pedir permiso.

A veces parece mentira que un congreso de la UPEC como el de julio haya ocurrido. Y yo que sigo gritando: ¿dónde está el apoyo a la prensa?; ¿pa´ cuándo piensan tener las regulaciones legales necesarias para nuestro amparo?

Sin embargo, en mi recorrido pude constatar otra y muy diferente realidad: los cuentapropistas, los “privados”, abren paso a las cámaras sin mucha muela. Y vengan cuando quieran, y, ah, si hubieran venido antes que había más gente, y para lo que necesiten…

¿Acaso diferencias de intereses entre estatales y privados?

Siempre que salgo a trabajar con una cámara le repito una y mil veces a mi equipo que a nosotros no nos puede parar nadie; que somos los ojos del pueblo y el pueblo es quien manda.

El “al fin me pasó” del principio no es que lo deseara, al contrario, me encantaría que las cosas fueran como deben ser, pero estas peleas son buenas, se necesitan echar.

Un administrativo o directivo, cuando limita, imposibilita o burocratiza el trabajo de la prensa, venda arbitrariamente los ojos de la nación, del pueblo. Y el pueblo tiene que ver, que oír, que leer, porque es el único poder irrevocable, el único dueño de todo… o 50 años de Revolución estarían tirados al caño de la desidia.

El pueblo, la prensa del pueblo no debe pedir permiso.

PD: mi negativa a mencionar el organismo en cuestión no se debe a temores… es algo más: es que también me niego a acciones puntuales, a cocotazos personalizados, a escarmientos: el problema es mucho más grande que un directivo, que un administrativo acatando las órdenes de su jefe; el problema es sistémico y sistémicamente debe solucionarse. Talar las ramas de un árbol no lo secan ni lo destruyen: hay que ir a la raíz.

http://esquinasdecuba.com/2013/08/22/la-prensa-en-cuba-debe-pedir-permiso/
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Un comentario sobre “¿La prensa en Cuba debe pedir permiso?

    Elizabeth Bello escribió:
    agosto 23, 2013 en 1:55 pm

    Leo y es como si estuvieran contando de mis propia experiencias como estudiante y como novel periodista que soy; estoy de acuerdo, la prensa no tiene que pedir permiso para informar al pueblo, para orientar y denunciar, criticar lo mal hecho.
    «Un administrativo o directivo, cuando limita, imposibilita o burocratiza el trabajo de la prensa, venda arbitrariamente los ojos de la nación, del pueblo. Y el pueblo tiene que ver, que oír, que leer, porque es el único poder irrevocable, el único dueño de todo (…)»; eso no se puede olvidar!!!!

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