Obama
OBAMA Y LA CLAVE DE ALLAN GROSS
UNEAC
El Sr. Allan Gross, ya lleva cuatro años preso en Cuba y el presidente Obama no termina de entender cuál es la clave de su liberación.
Sin algún asesor, conocedor de cómo han sido, durante más de 50 años, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, que tal vez Obama no termine de entender porque hace muy poco que nos conoce, estoy seguro que el Presidente, una persona inteligente y pragmática, no podrá entender cuáles son los pasos a dar para lograr la liberación del Sr. Gross.
Ha sido una constante de la política de Estados Unidos hacia Cuba, creerse, entre otras, dos cosas: la primera, que Cuba siempre estaría dispuesta a incumplir sus compromisos políticos con tal de satisfacer intereses de Estados Unidos; y segundo, que Cuba estaría dispuesta a aceptar de manera incondicional las peticiones que el Gobierno Norteamericano le haga.
Sr. Presidente, el caso de Allan Gross, está claro desde el punto de vista legal. El propio Gross y su familia lo entienden. Por eso ahora se preocupan de que Usted le vaya a dejar al Sr. Gross, abandonado a su suerte en Cuba.
Además, Sr, presidente, usted ha cometido un persistente craso error, al decir que el Sr. Gross debe ser liberado de manera incondicional. Puede usted estar seguro de que eso no va a ocurrir y se ha cerrado Ud. mismo el camino al hacer esa declaración. Declaración con la que al parecer quiere Ud. infundir temor a Cuba, cosa de la cual, los cubanos de acá, nunca hemos padecido. Para la inmensa mayoría de este pueblo, la dignidad vale más que la vida.
Cuba no puede acceder a liberar incondicionalmente al Sr. Gross, como usted tampoco aceptaría, que Cuba lo obligara a hacer algo de manera incondicional. Y Estados Unidos es una potencia mundial, la potencia mundial por excelencia. Mucho menos Cuba estaría dispuesta a hacer nada de manera incondicional, pues en ello le va la vida, siendo una nación además, que debe cuidar con extremo celo su seguridad nacional. Si Estados Unidos siempre se ha creído en el derecho de imponer cosas a Cuba de manera incondicional, imagínese usted que ocurriría si Cuba aceptase semejante posición de su parte. Sería generar un precedente imperdonable para la seguridad de la Isla.
Negocie Sr. Presidente, que Cuba está dispuesta a entregarle a Allan Gross a su familia; pero no de manera incondicional como usted ha dicho .No le dé más vueltas a la “noria”, que usted es un brillante abogado y sabe que los cuatro cubanos que continúan encarcelados en Estados Unidos, son una injusticia y una mancha en el sistema legal de la sociedad norteamericana. Liberándolos, ganaría, pues no haría Usted más que limpiar esa mancha.
Termine de convencerse, de que usted no estaría cambiando a “cuatro espías” por un ciudadano norteamericano inocente. Eso usted lo sabe, por lo cual sería Cuba la que le haría una concesión humanitaria a la familia de Gross si se lo entregara y usted nos diera a cambio los cuatro cubanos que allá permanecen presos: esos sí , de manera injusta e ilegal.
Gross es una persona de más de sesenta años, con una situación familiar que no le ayuda emocionalmente y usted no debe alargar más su agonía, por razones Sr. presidente que usted sabe que no son reales ni defendibles políticamente.
Sr. Presidente, el mundo entero y cientos de miles de personas en los Estados Unidos saben que los cuatro presos cubanos son inocentes; mientras que Ud. carece de razones para defender la inocencia de Allan gross. Reconociéndose, el mismo, como engañado por su gobierno, del grado de peligrosidad que tienen las acciones que él vino a realizar en Cuba.
A lo único que Ud. puede estar esperando Sr. presidente, es a que le baje el nivel de su prepotencia, para ceder ante las exigencias de un país pequeño, que no representa ningún peligro para la seguridad nacional de su país. Pero que si vería muy comprometida su seguridad si cede ante sus demandas de incondicionalidad. Cualquiera que se respete dentro de su equipo de gobierno y que conozca cómo han sido nuestras relaciones por más de 50 años, podría decirle que por el camino que Usted ha seleccionado, Sr. Presidente, para reclamar la libertad de Allan Gross, no va a llegar a ninguna parte. Y quiera Dios, no se percate de ello, cuando ya sea demasiado tarde.
Fuente: Cubano 1er Plano.
Estados Unidos: Filosofía de la guerra.
Por el Gu@jiro de Cienfuegos.
Acabo de escuchar (7-2-2013), por la cadena multinacional Tele Sur que León Panetta al anunciar recortes en los gastos militares norteamericanos dijo además que “redundaría a elevar la cifra de desempleados estadounidenses”.
Esta declaración del halcón de la guerra, tiene en si misma varias lecturas interesantes. Recuerdo que en julio 6 del pasado año, saque un Post cuyo título era “Conociendo un poco más a los que gobiernan en Estados Unidos”, donde transcribí textualmente la estrategia de defensa de Estados Unidos expuesta por el Presidente Obama el 6 de enero de 2012 en el propio pentágono.
Le expongo algunas lecturas.
Primera lectura:
En esa ocasión, Panetta dijo “Estados Unidos está en un momento estratégico decisivo tras una década de guerra en Afganistán e Iraq, y es hora de dar forma a una fuerza conjunta para el futuro. La fuerza que surja será más pequeña y ligera, pero también ágil, flexible, preparada y tecnológicamente avanzada¨ agregando: “Tendrá capacidades avanzadas, al explotar nuestra ventaja tecnológica, conjunta y de nuestras redes. Será dirigida por profesionales de la más alta calidad y probados en batalla”.
De lo leído hasta aquí, acaso ¿No vemos una contradicción en sus declaraciones?
Segunda lectura:
El Sr. Obama el 6 de enero anunció la estrategia, y ahora León Panetta pone al descubierto la filosofía de los gobernantes norteamericanos que no es más que la guerra, o sea, sin guerra no puede haber economía norteamericana, porque se elevaría el desempleo.
Que simplista parece la conclusión, pero detrás de ella hay muerte y destrucción como hemos visto en Irak, Afganistán, Libia.
Tercera lectura:
Dentro de esta estrategia y filosofía, ¿Dónde está la opinión del contribuyente norteamericano?, porque seguro estoy que el propio pueblo norteamericano si conociera a profundidad a donde llevan la estrategia y filosofía de su gobierno, no estarían de acuerdo, porque son ellos los que inconscientemente no solamente pagan las guerras, sino que además mueren sus seres más queridos.
Cuarta lectura:
Es evidentemente que el Complejo Militar Industrial Norteamericano, ve amenazada su subsistencia y se aferra a seguir apostando por la guerra.
Seguro estoy seguro que Ud. tendrá más lecturas.
Exclusivo para KOKACUB@ por el Gu@jiro de Cienfuegos.
Obama da marcha atrás al reloj de Guantánamo
Baher Azmy
The Washington Post
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Las nuevas normas emanadas del Departamento de Justicia de Obama amenazan con devolver la Bahía de Guantánamo al agujero negro legal en el que estaba desde los primeros días del gobierno de George W. Washington. Las normas, que empezaron a manifestarse en mayo, se revisarán el viernes en una vista que se celebrará ante un juez federal de Washington.
Como consecuencia de su contenido, se restringe el acceso de los abogados a los detenidos que han perdido sus peticiones iniciales de habeas corpus. El efecto que tendrá será arrebatar a los tribunales el control del acceso de los abogados a sus clientes, dotando al ejército de unos poderes discrecionales casi completos para dictar si los abogados pueden, y cuándo, visitar a los detenidos, cuántos abogados pueden trabajar en un caso, qué tipo de información pueden obtener y utilizar para representar a sus clientes y dónde y de qué manera esa información podrá utilizarse.
Es decir, que en vez de cerrar el campo de prisioneros como prometió, el Presidente Obama ha devuelto Guantánamo al hermético y desesperado campo de internamiento que tanto vilipendió cuando era candidato.
Desde que la prisión de Guantánamo abrió sus puertas en 2002, sus rasgos distintivos han sido el rechazo a la supervisión judicial y la exclusión de los abogados. La administración George W. Bush eligió ese lugar para albergar a los “combatientes enemigos” porque las autoridades pensaron que la base militar de la isla -y el trato dado a los detenidos- quedaría lejos del escrutinio de los tribunales. Después de que el Tribunal Supremo rechazara esa estrategia en su sentencia de 2004 en el caso Rasul versus Bush, los abogados afluyeron en gran número a la base. Pronto quedó muy claro no solo que la mayoría de los detenidos había sufrido abusos y torturas, también que a la mayoría de ellos no debería habérselos detenido jamás. Desde la sentencia Rasul, han quedado libres más de 600 de los casi 800 hombres musulmanes que han pasado por Guantánamo.
En 2008, la sentencia del tribunal en el caso Boumediene versus Bush reafirmó que los detenidos tenían derecho a una revisión judicial significativa de la base legal y factual de su detención. Boumediene reabrió los tribunales a los detenidos, recuperándose el derecho de habeas corpus tras años de suspensión.
En los primeros tres años tras el fallo de Boumediene, la mayoría de los detenidos ganaron sus casos en tribunales inferiores, lo que puso de relieve la debilidad de los argumentos utilizados por la administración Bush para llevar a cabo las detenciones. Pero el pasado año, la Corte de Apelaciones estadounidense para el Circuito DC ha revertido todas esas decisiones e impuesto unos estándares legales que hacen que sea prácticamente imposible ganar un caso de habeas. Mientras tanto, la negativa del Tribunal Supremo a revisar el desafío de los tribunales de Circuito D.C. respecto a la promesa contenida en Boumediene -a pesar de una petición de súplica presentada este año en siete apelaciones diferentes- pone punto final a la supervisión judicial significativa de Guantánamo.
Así pues, las nuevas normas del Departamento de Justicia están devolviendo a Guantánamo al punto de partida. Este mes, en una presentación ante un tribunal, la administración Obama mostró su incorrecto razonamiento argumentando que, en ausencia de peticiones activas de habeas corpus, los abogados no necesitan tener garantizado el acceso a sus clientes ni a la información clasificada necesaria para poder presentar sus demandas. Los funcionarios de Obama, al igual que la administración Bush antes que ellos, dicen que el gobierno debería tener un irrestricto control sobre Guantánamo.
Pero no hay justificación militar o legal plausible alguna para castigar de esa forma a los detenidos. Guantánamo sigue estando a miles de kilómetros de cualquier hostilidad activa. Más aún, entre los miles de visitas de abogados a clientes que se han producido a lo largo de los últimos ocho años, no ha habido ningún informe creíble de que se haya divulgado una información reservada ni dañado a la seguridad nacional.
El retroceso de la administración Obama, a causa de la evisceración de Boumediene por los tribunales del Circuito D.C. y la fallida promesa del presidente de cerrar la prisión, está devolviendo el statu quo de Guantánamo a la era anterior a Rasul, cuando Guantánamo era un lugar icónico de la negación de los derechos jurídicos de seres humanos o del acceso al mundo exterior.
Esta evolución es tan poco sorprendente como peligrosa. En 2004, el Tribunal Supremo se sintió motivado para asegurar una supervisión judicial sobre las operaciones de detención en Guantánamo a causa de las revelaciones sobre las torturas de Abu Ghraib, así como por la preocupación ante una serie de detenciones en las que no mediaba acusación ni juicio algunos. Actualmente, la mayoría de la gente cree que Obama ha puesto fin a las torturas en Guantánamo. Sin embargo, esto no significa que no sea ya necesario el control judicial. Los abusos y las torturas podrían fácilmente reaparecer si no existe la vigilancia adecuada. No obstante, el problema fundamental en Guantánamo ha sido siempre la detención indefinida sin acusación ni juicio, que en sí misma es una forma de tortura.
La tortura en Guantánamo fue el legado del Presidente Bush. Confío en que el legado del Presidente Obama no sea la legitimación de la detención indefinida sin acusación y juicio y hacer de Guantánamo el lugar donde los Estados Unidos envían a los detenidos musulmanes a envejecer y morir.
Baher Azmy es el director jurídico del Centro por los Derechos Constitucionales de EEUU.