Estado de necesidad o Por qué bloguear en Cuba (II)

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Publicado en abril 3, 2013 by 

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Internet es como un dazibao interactivo de omnipresencia arrolladora donde se superponen a velocidades inimaginables las historias en curso de la humanidad. Sus dimensiones, posibilidades, capacidad de inclusión de actores y alcances, de elasticidad inaudita, la alumbran como la más completa herramienta generada por el hombre para la históricamente deseada conexión de las individualidades.

Sin embargo, como toda tentativa mortal de poner en común contenidos, emociones, saberes o haceres de esta gran polis que es la Tierra, Internet es también una gran plaza de segregación.

En el ágora virtual de los siglos vigesimales la gente se encuentra o se pierde, se instruye o se idiotiza, se sensibiliza o se entumece, participa o es excluida, pasa a la historia o intrasciende, se place o se duele, erige o destruye, se moviliza o se estanca, se individualiza o se atomiza, existe o no.

Los que estamos del lado jodido del fenómeno (los desconectados, neoanalfabetos, oscurantistas comunicacionales y otras especies generalmente tercermundistas), a quienes suelen tocarnos las opciones B de las dos posibles, podemos asumir estas verdades como un reto o ignorarlas a despecho. Internet seguirá moviéndose y moviendo las dinámicas mundiales, sin embargo.

Independientemente de que le hagamos el amor o la guerra, con o sin nuestra venia personal, la virtualidad de la red de redes resulta tantas veces más real en la vida de millones que la más aplastante de las “tangibilidades” y difícilmente algún proyecto social, político, cultural, religioso, deportivo, …cosmonáutico logre ya caminar sin seguir la ruta de los bytes, que es hoy la ruta del poder.

La Cuba en la que vivo se encuentra aún en la asunción de ese salto de fe imprescindible que es la web 2.0: asfixiada en sus carencias, temerosa a ratos, atrincherada casi siempre en sus fórmulas históricas de defensa que ni de costado machean con la esencia del fenómeno, proactiva la menos de las veces, minúsculamente cada vez más abierta.

El cubano promedio no tiene accesibilidad plena a la web, aunque en Universidades, institutos dedicados a la investigación, medios de prensa, empresas de comunicación, dependencias de Cultura, Educación y Salud, entre otros espacios sostenidos por el Estado, se hace el intento de llevar la magia de la telaraña virtual a un número importante de personas.

La cruzada estatal se hace con conexión satelital y un ancho de banda nacional paupérrimo, que cualquier centro de educación superior de prestigio mundial supera con creces. Cuba, más que navegar, naufraga así, porque entre los tantos bloqueos que el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica se adjudica la potestad de hacernos a los ciudadanos de la Isla, está también el tecnológico.

Mas, cual si las vallas externas a que nos enfrentamos no fuesen pocas y de contundente infranqueabilidad, al bloqueo tecnológico imperialista le hace fiel compañía otro no menos cercenador de estas nuevas libertades expresivas que supone la web: el bloqueo comunicativo. Ese, tristemente, se hace desde adentro, desde esas benévolas intenciones que suelen empedrar los más nefastos caminos.

Sucede que la Cuba-Estado persiste en su síndrome de plaza sitiada, síndrome que yo comprendo pero no comparto, porque con cerrarse en su concha el molusco no evita al pie que le aplasta. En medio de la tan compleja realidad-otra que aquí se vive, los aparatos de la estatalidad y la seguridad nacional pretenden controlar lo incontrolable: ese flujo libérrimo de información, opiniones, dudas, respuestas, verdades, mentiras, aspiraciones, desacuerdos e ideologías múltiples que supone por esencia la Internet.

Es un querer y no querer abrirse a un mismo tiempo, la necesidad de evolución contraponiéndose a los miedos hacia dinámicas transgresoras de la verticalidad, la existencia de verdades absolutas, el orden establecido, y otras fórmulas férreas que han sostenido por décadas no únicamente al sistema social socialista sino también a sus errores.

El fenómeno resulta harto complejo tanto para “controladores” como para “controlados” y confilctiviza el ejercicio pleno y natural de la navegación a aquellos cubanos enrolados en el intento de inserción virtual de nuestra insularidad en la globalidad del orbe.

Esto conlleva a situaciones inentendibles como que en una universidad se permita el acceso a Facebook pero no a plataformas de correo internacional como yahoo y gmail, y que a los muchachos que allí estudian les creen correos de circulación únicamente nacional, limitando el intercambio de saberes, cuando en la misma plataforma los profesores sí pueden recibir o enviar desde o hacia más allá de las fronteras territoriales.

O que en los llamados Joven Club de Computación, espacio idóneo para la socialización a mayor escala de la escasa conectividad cubana- por ser el único al cual cualquier ciudadano de barrio puede acceder-, no se intente aún comercializar los servicios de navegación para que el panadero, la ama de casa o el anciano se comuniquen con su familia en el exterior sin tener que recurrir a la ilegalidad de ciertas casa de chateo underground.

O que la única empresa de telecomunicaciones del país (ETECSA) brinde ese codiciado servicio a los hogares de los extranjeros residentes en la Isla y no disponga de la misma opción para los nacionales; y cobre desmesuradas cuotas en divisa por una hora de conexión en las escasísimas cibersalas que apenas empiezan a proliferar.

O que ciertos sitios aparezcan bloqueados en ciertos lugares donde se supone que podrían hacer daño o crear confusión ideológica. O que a quienes utilizan un correo dispuesto por su centro laboral les adviertan cada cierto tiempo con un letrerito torpe que esa posibilidad se la brinda el país para hacer su trabajo, no para usarlo con fines personales ni para actividades que puedan “dañar la obra de la Revolución”.

O que en tu trabajo te hagan firmar un papel que dice que la informática y los directivos del lugar pueden acceder a tu correo personal y revisártelo cada cierto tiempo, como medida de seguridad laboral.

O que… O que… O que…

En medio de tal panorámica Cuba hace aguas hacia Internet, y a pesar de tantas mediaciones internas y externas, todo el que ve el chance se monta en el bote porque, ¡vamos!, quién no se montaría en el Titanic solo porque le tocara alojarse en la cuarta clase.

La gente que puede se abre su cuenta en facebook o twitter o hasta se crea un blog, y cuando su jefe inmediato lo “insta” a ello, comparte los contenidos que se supone ayudan a preservar el Socialismo (como una imagen de los líderes históricos o una frase lapidaria de “conmigo no cuenten para criticar a la Revolución”).

Mientras, sin darse cuenta de su logro y sin que los “censores” lo acaben de entender, la gente va haciendo también y a contrapelo lo que sí ayuda a preservar y oxigenar al sistema cubano, lo que salva a Cuba de su encartonamiento: la gente socializa, sube fotos de su familia y amigos o del viajecito pujado de las vacaciones, vuelve a trabar amistad con el amigo de la secundaria o el pre que se fue en una lancha a Miami o se quedó en una misión en Venezuela, manda el documental que hizo con una cámara prestada a un festival de cortos en “Happylandia”, se inserta, dialoga, conoce, ejercita su criterio, exorcisa sus realidades, cuestiona, trasciende su cerco.

Es un contrapunteo sui generis de usos y gratificaciones que transita por el elemental estado de necesidad comunicativa que embarga a la nación.

Sí, Cuba es una nación en estado de necesidad comunicativa, externa e internamente, y creo que la combinación de esas dos urgencias vitales son las que mueven a sus ciudadanos a hacerse manifiestos en Internet, unas veces a favor y otras más a contrapelo de las permisibilidades estatales.

Hacia afuera, Cuba es una isla por doble condición: física y psicológica. Y de la segunda de esas condiciones nos urge deslindarnos cada día más. Cuba quiere comunicarse con el mundo y que el mundo se comunique con ella, y entender al mundo y que el mundo la entienda a ella, y dejar de ser esa nación silenciada o satanizada ante la opinión pública mundial o esa otra idílica e impoluta igualmente falseada a modo de escudo.

Mal-dicha hasta el cansancio, desdibujada por mil miradas ajenas a su realidad, fragmentada en sus estereotipos, juzgada muchas veces con dureza desde la otredad sistémica dominante, a los cubanos que se asumen entes políticos les apremia y les motiva salir a la luz pública (que es hoy la Internet) y construir una imagen más sincera de su país, una imagen basada en sus experiencias vitales.

Parte de esa imagen – tan convulsa, jíbara, angulosa y claroscura como suele ser la realidad en esta islita del trópico- no conviene a poderosos de afuera ni a veces termina siquiera complaciendo a ciertos poderosos de adentro, y he allí que se crea el conflicto de “YO desde acá le bloqueo la conectividad a los comunista” y “yo desde aquí te la bloqueo a ti, boconcito, por ingrato y subversor”.

Pero no únicamente es en esta cuerda floja de la política exterior en la que se mueve el estado de necesidad comunicativa de la Isla. Adentro, y producto del mismo conflicto sistémico dominante, existe el estado de necesidad comunicativa intra-nacional, la sed de esos individuos atomizados en un discurso homogéneo y restringido, emitido línealmente durante décadas de mal manejo de la opinión pública.

Al cubano también le sucede el leer, ver, escuchar cada día en sus medios de prensa nacionales una imagen de sí que le es ajena, estrecha, soporífera, y le sucede ese sentirse al margen de la construcción de las agendas públicas de su país.

¿Cuántos intereses, sueños, dudas, aspiraciones, espiritualidades, temáticas, enfoques, respuestas que laten al fondo de las necesidades comunicativas de la gente se quedan fuera de lo que la oficialidad logra (intenta o desea) poner en común?

También a ese vacío insondable llega la accesibilidad de Internet en Cuba, y cada quien que puede se propia de la herramienta para decir, buscar o compartir lo que más le pulsa su alma o su intelecto.

Y entonces Cuba comienza a construirse hacia adentro, o más que a construirse yo diría que a renovarse, a restituírse como hace un tejido necrosado cuando sana, y cada voz que se levanta desde un click (con o sin la sonrisa aprobatoria del gatekeeper) es un gran logro, un haz de luz hacia nuestras oscuridades, una visión particular sumada a la gran visión colectiva, una ganancia incalculable, una arista de la realidad que vale su pequeño peso en oro.

También este ejercicio gozoso puede levantar (¡y cómo las levanta!) sus polvaredas, porque al poder que te otorga la herramienta le interesa más que asumas la vertiente externa del estado de necesidad que la vertiente interna, cuyos vacíos le competen. Pero la gente, movida por ese lúbrico canal que siempre ha sido el placer, movida por el placer que provoca ser al fin un ente activo en la esfera pública de su entorno cercano, ¡ah!, la gente busca sus vericuetos para seguir conectado, o para decir lo que siente que tiene que decir, o para buscar lo que precisa buscar, o para compartir lo que le arde compartir.

Movida por ambas estados de necesidad, yo- como otros en este país- blogueo. Blogueo porque la nación-Cuba lo necesita y porque yo lo necesito; o para ponerlo en mejor y más sincero orden prioritario: porque como ser individual y pensante yo lo necesito y creo que Cuba necesita mi respuesta activa a esa prístina necesidad de participación.

Relacionados:

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http://lajovencuba.wordpress.com/2013/04/01/razones-para-seguir-blogueando/

http://espaciolibrecuba.wordpress.com/2013/04/01/bloguear-crecer/

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http://lacubanita2311.wordpress.com/2013/04/01/un-golpe-de-algo-anda-por-los-blogs/

http://aldoblarlaesquina.wordpress.com/2013/04/01/razones-para-bloguear-como-joven-periodista-cubano-desde-cuba/

http://www.cubano1erplano.com/2013/04/motivos-para-bloguear.html

https://cronomelian.wordpress.com/2013/04/02/sobre-mi-el-blog-y-la-blogosfera/

http://lamariposacubana.wordpress.com/2013/04/02/por-que-blogueo/

http://tremen2explote.wordpress.com/2013/04/02/blogueo-blogueo-que-blogueas/#more-309

https://kikeperdomo.wordpress.com/2013/04/02/el-breve-espacio-en-que-no-estoy-o-por-que-blogueo-en-cuba/

 

http://las4y20.blogspot.com/2013/04/espacio-libre-de-ideas-ajenas.html

 

 

Tomado del Blog Nube de Alivio.

 

 

 

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