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Mi encuentro con Chávez

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Por Rodolfo Romero Reyes

Yo soy Chávez.

Por la voz de mi madre llorosa supe en julio de 2011 de la enfermedad de Chávez. Para aliviar mi dolor personal y convencido de que los hombres buenos no deben morir, escribí unas líneas que después fueron publicadas en Cubadebate. Horas después Randy me llamó desde la Mesa Redonda, diciendo que debía permanecer localizable pues el Presidente Chávez, quién me había leído, quería conocerme. Sentí una mezcla extraña de sentimientos, la emoción de ver por primera vez a una persona de su estirpe y la tristeza de que quizás abrazaría a un hombre muy enfermo. Estuve dos días sin salir de mi casa, a la espera. El lunes, en el trabajo, en un correo fechado el sábado, me explicaban a qué teléfono debía llamar para coordinar el encuentro. Leí el mensaje 48 horas después, unos minutos antes de que el presidente venezolano regresara a su Patria.

Primero me sentí frustrado. Ya había hasta pensado en la forma en que lo saludaría: “¡Dime, compadre! ¡Fuerte ahí mi hermano, que usted no se puede morir ahora!”. Porque así es como me imaginé que le hablaría a Chávez, sin formalismos, sin decirle “presidente”, como se conversa con un amigo cercano y querido. Pero después me consolé, la salud de Chávez mejoró y me prometí que algún día lo conocería finalmente.

Ayer la certeza de mi encuentro se desvaneció del todo. Me tocó a mí entonces llamar a mi casa y decirle a mi mamá que pusiera Telesur. Ella llamó a mi tío, que estaba trabajando en su finca en Jaruco y dejó las cosas a medio hacer para clavarse como una estaca frente al televisor hasta que culminó el noticiero pasadas las 9 de la noche. A Roger le pasamos un bíper. Mi hermano se enteró por su cuenta. Mi prima desde Puerto Padre llamó desinformada, preocupada porque decían que Chávez estaba grave; mi madre solo pudo decirle con la voz entrecortada que encendiera el televisor. Parecía que había muerto alguien de mi familia. Pero la mía no fue la única. Millones de familias latinoamericanas perdieron ayer a un hijo, a un padre, a un hermano.

Desde ayer y hoy en la mañana no he dejado de seguir las noticias: la emoción de Evo, el cariño profesado por Correa, la crónica de mi amiga Gisela desde Venezuela, la nota del gobierno cubano y el comentario de Roxana Tompson sobre la repercusión en las redes sociales. En este último leí los comentarios de Liudmila Peña, de Karina Marrón, de Abdiel Bermúdez. Imaginé que hoy muchos cambiarían su foto de perfil en Facebook por una foto de Chávez, que otros escribirían decenas de artículos y que la mayoría estaríamos muy tristes, porque la muerte nos pone así, impotentes, estrujados, comprimidos.

Recuerdo entonces las últimas palabras de Chávez cuando entregó su espada para que otros la empuñasen por él. Le habló de frente a la muerte, le profesó a la Patria su amor eterno y cantó, cantó como solía hacerlo: espontáneo, libre, alegre, enamorado de esa vida, de su Patria y de su pueblo.

 

Hoy me despido de ti, Chávez, por ahora. La promesa de nuestro encuentro la cumpliré. Me esforzaré por hacer el bien, por construir el socialismo y por hacer mía las causas justas de cualquier mujer latinoamericana y hombre latinoamericano. Si al final de mis días logro hacer una décima parte de lo que tú has hecho durante tu paso por estas tierras, estaré satisfecho. Quizás entonces, después de mi muerte, vaya a ese lugar donde van los hombres buenos, y allí, rodilla en tierra primero y firme y erguido después, te mire a los ojos y pueda al fin estrecharte entre mis brazos, como el amigo que siempre fuiste y que siempre quise conocer. Hasta entonces, Comandante.

 

 

Fuente: Letra Joven.

 

 

Fidel Castro pendiente de la salud de Chávez

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Escrito por Francisco Forteza

LA HABANA, 3 (ANSA)- El líder histórico de la revolución cubana Fidel Castro, a quien Hugo Chávez reconoce como su mentor político, está muy pendiente en La Habana de la delicada salud del presidente venezolano, quizá el más firme aliado de Cuba en el mundo.

«Nosotros llegamos aquí el 29, ya era la madrugadita. De ahí nos fuimos directo al hospital y allí en el hospital estuvimos conversando con los médicos, con las hijas del presidente, con Rosita, con María, con el querido compañero (ministro de Ciencia y Tecnología y yerno de Chávez) Jorge Arreaza. Estaba el comandante Fidel», narró el vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro en una entrevista con Telesur esta semana desde Cuba.

El líder histórico de la revolución, de 86 años de edad, quien se alejó de todos sus cargos tras enfermar gravemente en julio de 2006, conoció personalmente a Chávez, de 58, hace casi dos décadas cuando lo recibió en La Habana los días 13 y 14 de diciembre de 1994 con honores de Jefe de Estado.

Entonces, el actual presidente bolivariano prácticamente acababa de terminar su condena por haber tratado de comenzar una rebelión en su país y encabezaba el Movimiento Bolivariano Revolucionario-200. Castro, un hombre a quien seguidores y enemigos reconocen una extraordinaria sagacidad, dijo después, en 2004, que entonces vislumbró en el joven militar venezolano «un pensamiento político y económico revolucionario perfectamente estructurado, coherente, una estrategia y una táctica».

 

Diez años después de ese primer encuentro, Chávez, ya presidente de su país, y Castro establecieron en La Habana un tratado entre sus países y fundaron la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), un órgano de integración regional «de nuevo tipo» basado en la solidaridad. Desde entonces los vínculos entre ambos países se han hecho muy complejos y fuertes.

(Tomado de Cubano1erPlano)